RICARDO SÁNCHEZ CORONA
BIOGRAFÍA
El arquitecto y su travesía
Ricardo Sánchez Corona (Ciudad de México 1992), creció trabajando con sus padres y hermanos en las chinampas de Xochimilco al sur de la Ciudad de México. Desde temprana edad, aprendió a apreciar los pequeños detalles y colores de la vida a su alrededor. Pasó gran parte de su tiempo libre dibujando y pintando la vida tal como la veía.
Estudió arquitectura en la UNAM, parte del plan curricular incluía clases de acuarela que amaba y en las que sobresalía. Su profesora fue la arquitecta Lorenza Capdevielle.
A principios de 2020, comenzó lo que se pensaba un viaje de graduación de 1 mes a través de la península de Baja California, después del cual regresaría a CDMX para continuar su carrera de arquitectura. Estando en Mulegé en febrero, fue cuando el mundo se bloqueó. Después de muchas semanas allí con poco que hacer, comenzó a pintar acuarelas, primero en cartulina y después en un papel adecuado para esta técnica que un generoso expatriado le dio.
Mientras pintaba por todo el pueblo, los lugareños y los expatriados se interesaron y entusiasmaron mucho con su trabajo. Fue comisionado para pinturas y murales. Desde entonces descubrió que la pintura era su verdadera pasión, por ahora.
Durante los últimos 4 años, ha viajado por gran parte de México. La colección que aquí se muestra, representa muchas de los paisajes e imágenes que lo han inspirado y motivado
Ricardo Sánchez Corona (Ciudad de México 1992), creció trabajando con sus padres y hermanos en las chinampas de Xochimilco al sur de la Ciudad de México. Desde temprana edad, aprendió a apreciar los pequeños detalles y colores de la vida a su alrededor. Pasó gran parte de su tiempo libre dibujando y pintando la vida tal como la veía.
Estudió arquitectura en la UNAM, parte del plan curricular incluía clases de acuarela que amaba y en las que sobresalía. Su profesora fue la arquitecta Lorenza Capdevielle.
A principios de 2020, comenzó lo que se pensaba un viaje de graduación de 1 mes a través de la península de Baja California, después del cual regresaría a CDMX para continuar su carrera de arquitectura. Estando en Mulegé en febrero, fue cuando el mundo se bloqueó. Después de muchas semanas allí con poco que hacer, comenzó a pintar acuarelas, primero en cartulina y después en un papel adecuado para esta técnica que un generoso expatriado le dio.
Mientras pintaba por todo el pueblo, los lugareños y los expatriados se interesaron y entusiasmaron mucho con su trabajo. Fue comisionado para pinturas y murales. Desde entonces descubrió que la pintura era su verdadera pasión, por ahora.
Durante los últimos 4 años, ha viajado por gran parte de México. La colección que aquí se muestra, representa muchas de los paisajes e imágenes que lo han inspirado y motivado