HECTOR ARMENDARIZ
BIOGRAFÍA
De la sobriedad al hechizo etéreo.
Héctor Armendáriz Martínez es una artista tradicional cuya formación académica reúne tanto el rigor de la expresión clásica y la magia de la representación simbólica. Su trabajo combina un sentido de lo místico con sutil erotismo.
Si bien se acepta el carácter definitivo del pasado, este artista nos da una visión del futuro.
Nació en el estado de Chihuahua y es hoy uno de los mejores artistas de México. Su obra ha sido expuesta en diferentes partes del mundo.
Él no es un artista accesible... “para ser bueno, uno tiene que ser dedicado, para ser excelente el artista debe vivir su propia creación con el corazón y el alma”. Hector interrumpió sus estudios de arquitectura con el fin de estudiar arte en Europa. Estando ahí, su obra fue profundamente influenciada por profesores europeos. Al final, se convirtió en un arquitecto, no obstante nunca renunció a su ambición de ser un buen artista.
Trabaja con propósito y dirección exhibiendo el proceso de traer forma a lo que no lo tiene. Entre otros grandes artistas de su país, el trabajo de Armendáriz destaca "... muy pocos son los que, en realidad, trabajan y desarrollan el arte popular". Sin embargo, la variedad de estilos en su trabajo perseverante continúa siendo un debate silencioso entre las entidades sublimes dispersadas en un lienzo y los seres humanos reales detallados en entornos naturales.
El espléndido talento de Héctor y su nueva visión crean momentos coloridos en mercados típicos de flores en el ambiente de su México-Mágico. La versatilidad de este artista logra mostrarnos a través de la mirada de un indio el vasto horizonte, así como nos permite tener sensaciones táctiles en una diversidad policromática de telas y texturas.
Lo podemos ver en su maravillosa pintura titulada “Vendedoras de cempasúchil”, que representa escenas cotidianas de mercado con sus flores amarillas vendidas para celebrar "El Día de Todos los Santos".
Algunas de sus otras obras maestras como “La Titiritera” y “La Pajarera” evocan la obra maestra de Velázquez "Las Meninas" pacientemente esperando su admirada amante en el museo de El Prado. Después, de repente nos despertamos de ese sueño sorprendidos de estar delante de una pintura concebida por un espíritu contemporáneo joven que muestra una fuerza artística innata.
Los elementos de la composición en el vasto y original mundo de Armendáriz en óleos, dibujos y esculturas integradas al efecto claroscuro, nos llevan a mundos misteriosos donde el artista infunde vida interior a las formas. Esta experiencia interior enlaza el nosotros-sujeto y al objeto, por medio de velos intrigantes volando en un plácido gozo espiritual, como esas túnicas flotantes en espirales ascendentes que aspiran hacia los ideales de las mujeres que están en lucha abierta con sus emociones.
Mujeres en chales con cabezas cuidadosamente rapadas en ofrenda para la purificación eterna de su alma. Aristócratas calvos convertidos en humildes 'damas de honor', jugando juegos inocentes, tejiendo y destejiendo esperanzas y sueños, como una forma misteriosa de permanecer cerca de Dios.
Sus imágenes enigmáticas con iluminación pictórica, eventos de ensueño y pensamientos, así como los actos y expresiones de tiempos pasados, aparecen mágicamente trascendiendo ellos mismos, mientras que el espectador está atravesando realidades específicas con color y forma místicos.
Cada artista tiene una característica distinguida y en el caso de Héctor, nos acerca a esos seres humanos casi divinos con extraños y fantásticos trajes, bordados con delicadas filigranas de oro coloniales. Con su brillo y elegancia, hacen hincapié en la fascinante seducción de un matemático y preciso arte.
Héctor Armendáriz Martínez ha representado y sigue pintando mujeres sensuales, perversas, místicas y misteriosas, deliberadamente silenciosamente inquisitivas y dual todas ellas tocadas e iluminadas por filamentos de luz celestial.
Con un estilo que combina una técnica clásica innata y aprendida, Héctor se enfrenta a los sueños y las figuras de una manera emotiva, casi irracional, yendo más allá de las respuestas de silencio y de la filosofía y en los sueños mundo. Sobre todo, este artista encarna una perspectiva no tradicional.
Héctor nos explica con humildad: "Todavía estoy en un proceso de desarrollo."
¿Cuánto tiempo durará este artista en explorar y de qué tamaño será la magnitud de su talento?
Héctor Armendáriz Martínez es una artista tradicional cuya formación académica reúne tanto el rigor de la expresión clásica y la magia de la representación simbólica. Su trabajo combina un sentido de lo místico con sutil erotismo.
Si bien se acepta el carácter definitivo del pasado, este artista nos da una visión del futuro.
Nació en el estado de Chihuahua y es hoy uno de los mejores artistas de México. Su obra ha sido expuesta en diferentes partes del mundo.
Él no es un artista accesible... “para ser bueno, uno tiene que ser dedicado, para ser excelente el artista debe vivir su propia creación con el corazón y el alma”. Hector interrumpió sus estudios de arquitectura con el fin de estudiar arte en Europa. Estando ahí, su obra fue profundamente influenciada por profesores europeos. Al final, se convirtió en un arquitecto, no obstante nunca renunció a su ambición de ser un buen artista.
Trabaja con propósito y dirección exhibiendo el proceso de traer forma a lo que no lo tiene. Entre otros grandes artistas de su país, el trabajo de Armendáriz destaca "... muy pocos son los que, en realidad, trabajan y desarrollan el arte popular". Sin embargo, la variedad de estilos en su trabajo perseverante continúa siendo un debate silencioso entre las entidades sublimes dispersadas en un lienzo y los seres humanos reales detallados en entornos naturales.
El espléndido talento de Héctor y su nueva visión crean momentos coloridos en mercados típicos de flores en el ambiente de su México-Mágico. La versatilidad de este artista logra mostrarnos a través de la mirada de un indio el vasto horizonte, así como nos permite tener sensaciones táctiles en una diversidad policromática de telas y texturas.
Lo podemos ver en su maravillosa pintura titulada “Vendedoras de cempasúchil”, que representa escenas cotidianas de mercado con sus flores amarillas vendidas para celebrar "El Día de Todos los Santos".
Algunas de sus otras obras maestras como “La Titiritera” y “La Pajarera” evocan la obra maestra de Velázquez "Las Meninas" pacientemente esperando su admirada amante en el museo de El Prado. Después, de repente nos despertamos de ese sueño sorprendidos de estar delante de una pintura concebida por un espíritu contemporáneo joven que muestra una fuerza artística innata.
Los elementos de la composición en el vasto y original mundo de Armendáriz en óleos, dibujos y esculturas integradas al efecto claroscuro, nos llevan a mundos misteriosos donde el artista infunde vida interior a las formas. Esta experiencia interior enlaza el nosotros-sujeto y al objeto, por medio de velos intrigantes volando en un plácido gozo espiritual, como esas túnicas flotantes en espirales ascendentes que aspiran hacia los ideales de las mujeres que están en lucha abierta con sus emociones.
Mujeres en chales con cabezas cuidadosamente rapadas en ofrenda para la purificación eterna de su alma. Aristócratas calvos convertidos en humildes 'damas de honor', jugando juegos inocentes, tejiendo y destejiendo esperanzas y sueños, como una forma misteriosa de permanecer cerca de Dios.
Sus imágenes enigmáticas con iluminación pictórica, eventos de ensueño y pensamientos, así como los actos y expresiones de tiempos pasados, aparecen mágicamente trascendiendo ellos mismos, mientras que el espectador está atravesando realidades específicas con color y forma místicos.
Cada artista tiene una característica distinguida y en el caso de Héctor, nos acerca a esos seres humanos casi divinos con extraños y fantásticos trajes, bordados con delicadas filigranas de oro coloniales. Con su brillo y elegancia, hacen hincapié en la fascinante seducción de un matemático y preciso arte.
Héctor Armendáriz Martínez ha representado y sigue pintando mujeres sensuales, perversas, místicas y misteriosas, deliberadamente silenciosamente inquisitivas y dual todas ellas tocadas e iluminadas por filamentos de luz celestial.
Con un estilo que combina una técnica clásica innata y aprendida, Héctor se enfrenta a los sueños y las figuras de una manera emotiva, casi irracional, yendo más allá de las respuestas de silencio y de la filosofía y en los sueños mundo. Sobre todo, este artista encarna una perspectiva no tradicional.
Héctor nos explica con humildad: "Todavía estoy en un proceso de desarrollo."
¿Cuánto tiempo durará este artista en explorar y de qué tamaño será la magnitud de su talento?