biografia
Nace en Camagüey, Cuba en 1972
Graduado de la Escuela Profesional de Arte
Huerta practica lo que los cubanos llaman "lo real maravilloso", una contraparte del realismo mágico en la literatura latinoamericana, contrarresta lo realista y lo fantástico, colocando figuras, paisajes y edificios reconocibles en escenarios imposibles. Juega con los desequilibrios de escala y el "espacio irracional", yuxtaponiendo tazas de té de vela con barcos de vela.
Bellamente representada en acrílicos sobre lienzo, sus pinturas están destinadas a parecerse al óleo, dice Lisa Fischman, curadora del Museo de Arte de la Universidad de Arizona. Incluso hasta el punto de que ha fingido el brillo del barniz de aceite en la parte superior, pinta en una paleta limitada del Viejo Mundo, en marrones, dorados, amarillos y ámbar, con toques de azul pálido o rojo aquí y allá. Algunos pasajes están finamente manchados de color, mientras que otros tienen capas hábiles de pintura espesa. Ocasionalmente, Huerta permite que la pintura gotee verticalmente por todo el lienzo, como lluvia o lágrimas.
El paisaje de Cuba, a menudo un telón de fondo de los fantásticos sucesos; emerge en hileras suaves y borrosas de palmeras y destellos de luz en los tejados. Los verdes marinos del Estrecho de Florida brillan y los cielos al atardecer se vuelven de un amarillo tiza.
Huerta ha tenido cierto éxito en Cuba, pero esta es la primera vez que sus extravagantes visiones han ganado una exhibición en un museo en los Estados Unidos.
Graduado de la Escuela Profesional de Arte
Huerta practica lo que los cubanos llaman "lo real maravilloso", una contraparte del realismo mágico en la literatura latinoamericana, contrarresta lo realista y lo fantástico, colocando figuras, paisajes y edificios reconocibles en escenarios imposibles. Juega con los desequilibrios de escala y el "espacio irracional", yuxtaponiendo tazas de té de vela con barcos de vela.
Bellamente representada en acrílicos sobre lienzo, sus pinturas están destinadas a parecerse al óleo, dice Lisa Fischman, curadora del Museo de Arte de la Universidad de Arizona. Incluso hasta el punto de que ha fingido el brillo del barniz de aceite en la parte superior, pinta en una paleta limitada del Viejo Mundo, en marrones, dorados, amarillos y ámbar, con toques de azul pálido o rojo aquí y allá. Algunos pasajes están finamente manchados de color, mientras que otros tienen capas hábiles de pintura espesa. Ocasionalmente, Huerta permite que la pintura gotee verticalmente por todo el lienzo, como lluvia o lágrimas.
El paisaje de Cuba, a menudo un telón de fondo de los fantásticos sucesos; emerge en hileras suaves y borrosas de palmeras y destellos de luz en los tejados. Los verdes marinos del Estrecho de Florida brillan y los cielos al atardecer se vuelven de un amarillo tiza.
Huerta ha tenido cierto éxito en Cuba, pero esta es la primera vez que sus extravagantes visiones han ganado una exhibición en un museo en los Estados Unidos.